BBC Mundo
Alrededor de 50 técnicos japoneses trabajan a contrarreloj en la planta nuclear de Fukushima para tratar de estabilizar los reactores de la central situada 220 kilómetros al norte de Tokio.
Ellos son, quizás, la última oportunidad que tiene el país para evitar una catástrofe nuclear de mayores proporciones.
Con los sistemas de refrigeración inutilizados por el terremoto y el tsunami del viernes, este puñado de técnicos que permanece en la central intenta bombear agua de mar a los reactores fuera de control, al tiempo que enfrentan altos niveles de radiación, explosiones, fuego y vapor.
Trabajan cambiando turnos de forma constante para tratar de limitar lo más posible su exposición a la radiactividad. Utilizan trajes especiales que los protegen, pero los riesgos a los que están expuestos son enormes.
Profesión de riesgo
Cinco trabajadores de la planta de Fukushima han muerto desde el terremoto y posterior tsunami, mientras que otros 22 han resultado heridos por diversas razones y otros dos están desaparecidos.
Los operadores de centrales atómicas, afirma The New York Times, suelen concebir su profesión como lo hacen bomberos o los militares profesionales.
La empresa operadora de la planta averiada, Tokio Electric Power Co., no ha divulgado los nombres de los técnicos que tratan de evitar una catástrofe nuclear en Japón.
Sin embargo, a esos trabajadores que permanecen allí a pesar de los contratiempos, de forma voluntaria o por comisión, ya se los conoce como "los 50 de Fukushima", comentó el periodista de la BBC Aidan Lewis.
"Es probable que los técnicos nucleares que se han retirado o están basados en otras partes del país sean llamados conforme la crisis se intensifique", añadió.
"Lo que está claro es que los japoneses están reconociendo como héroes a quienes siguen trabajando en la planta de Fukushima".